La Vida de un Lobo


La vida de un Lobo


Tras librar la fuerte batalla con los perros de aquellos cazadores;  Me oculté y al notar su ausencia y la de sus amos: después de algunas horas, volví a nuestro hogar y descubrí los rastros de sangre y el sitio donde mi padre dio la letal batalla por proteger a su prole.


Con todo eso, me alejé convaleciente, con mi piel rasgada sangrando y con el dolor físico y del alma al saber que perdí a mi familia.


Me perdí en la penumbra del bosque, incluso la luna no quiso ver mi dolor por lo que no apareció esa noche.
Caminé por riscos y montañas y crucé ríos hasta que finalmente, me oculté en esa obscura cueva. 





Reaccioné por la tarde del día siguiente. No pude moverme.

Pasaron varios soles y finalmente con la luz de la nueva luna, salí a respirar.

Con el nuevo sol decidí retomar mis pasos y me encaminé sin rumbo: crucé pueblos sin ser visto.
Comí lo que la madre naturaleza me proporcionaba.

Caminé acompañado de la luz de mi hermosa luna apaciguando mi alma.


Viajé hasta que finalmente llegué a ese valle donde sediento; me detuve junto a ese río de aguas cristalinas. Después de inspeccionar el entorno, me dispuse a beber:  ¡De pronto, ahí estaba! Con su hermoso pelaje grisáceo que el viento agitaba, al incorporarse percibí el blanco de su pecho.


¡Hermosa!

Quedé como en éxtasis, todas mis penas se fueron, todo mi dolor desapareció con esa aparición.

Esa noche la pasamos uno en cada lado del río.

Ambos cantamos a la luna a unos pasos uno del otro.

Al día siguiente, crucé el río.

Olfateaba el pastizal disimulando hasta acercarme a ella. 

Renuente, miraba el horizonte ignorando mi presencia.  

Al ver tal renuencia, comencé a aullar para ella. En mi canto le conté de mi vida, de lo mucho que agradecía a la naturaleza por ponerla justo en ese valle, en ese río de aguas cristalinas.

Ella también aulló, cantó para mí: me contó de su vida y me hizo saber sobre la pérdida de su madre a manos de los cazadores: Canté para ella reconfortándola y juntos cantamos a la luna quien como obsequio, brilló toda la noche para nosotros e iluminando todo el valle siendo testigo de lo que esa noche sucedió.


Al día siguiente el señor sol se sorprendió al vernos juntos, emocionado, brilló intenso pero con sutil calor bendiciendo esa unión y a partir de ese día inició nuestra manada. 

Después de unos meses llegaron cinco cachorros, dos Lobitas y tres Lobos. Así empezó todo.

Comprendí que no hay nada que la vida te arrebate sin compensarte por ello.

Atrás quedó mi dolor, mi pasado me dio el coraje y las fuerzas para ahora proteger y guiar a mi manada junto a mi preciosa Loba Luna.

Días después llegaron al valle, Lobas y Lobos errantes que después de que Luna y Yo inspeccionamos, les brindamos alojamiento y así, nuestro reino fue creciendo.  

Una manada fuerte y compasiva: tal vez era eso lo que la vida y la naturaleza deseaban de ambos, un par de corazones compasivos y llenos de misericordia para apaciguar las penas de su manada: de su reino.  

Atrás quedó todo, en nuestras manos estaba la nueva vida. 
La calma, la alegría y la compasión. 

Y agradecemos a la madre naturaleza.

Y resurgimos de entre los restos.

Resurgimos a la luz.

Ahora todas las noches, sobre ese risco Luna y Yo cantamos: a la Luna y sus estrellas. Al Sol y a cada rincón del bosque coreado por el resto de nuestra manada. 




Dios bendiga a mi madre tierra.

Dios bendiga a mi madre naturaleza

Dios bendiga y perdone a esas almas corruptas

Dios bendiga a mi manada.

Dios bendiga nuestros corazones.

(FIN)



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Como siempre, recibe un fuerte brazo.

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Llegué tarde al trabajo

Hoy por una absurda razón que no estaba en mis manos: 


Llegué tarde al trabajo.


Si. Esa es mi lucha constante: la puntualidad. 
Detesto llegar tarde a cualquier cita y sobre todo a mi trabajo. Eso lo aprendí de mi padre y también lo hice un hábito con el paso del los años. 

Aún y con los 10 minutos que la compañía en la que trabajo me otorgue como tolerancia, me gusta llegar a tiempo sin tener qué depender o hacer uso de esos minutos. Pienso que es un tanto insensato y abusivo incluir esos minutos de tolerancia como la hora de entrada al trabajo así que, procuro pararme temprano, salir con buen tiempo de casa y así evitar justamente lo que hoy provocó que llegara con unos minutos de retraso a mi oficina. 

En un principio, me molestó mucho y (¡Creo que a todos nos sucede!) pero también me incentivó o me inspiró a escribir este blog y compartir mi humilde punto de vista sobre esta situación.

Es de todos sabido que en las grandes ciudades existe la aglomeración en determinados horarios. Sucede también en el tránsito o tráfico.
Toda gran ciudad cuenta con un parque vehicular impresionante, y si a eso le agregamos la impuntualidad y la inconsciencia de las personas, esto se vuelve un auténtico caos.

Todos solemos quejarnos y culpamos a los demás por un retardo al no llegar a tiempo a determinado lugar, pero jamás hacemos consciencia sobre el aporte que le damos a ese caos.

Como dije, si todos fuéramos consientes, nos levantaríamos un poco más temprano para ducharnos, desayunar y finalmente salir de casa con muy buen tiempo. De ese modo, 
Creo yo: evitaríamos todo ese estrés matutino.

Si bien es cierto, el congestionamiento o tráfico se genera por la cantidad impresionante de autos que existen en las grandes ciudades, y si a eso le agregamos que casi ¡o si no es que todos!, por alguna razón, se nos hace tarde y al salir de casa comenzamos a correr contra el tiempo y ya nada importa más que llegar puntuales a la cita, escuela u oficina; y se desata la batalla sobre quién puede abordar un taxi, un autobús (aunque viajemos colgados), o quién permite el paso al coche de al lado, en fin.. Todo un sin fin de situaciones que se manifiestan traduciéndose en estrés que se nos adhiere y viaja con nosotros a todos lados incluso a casa, todo por no ser organizados y consientes de uno mismo. 
Seamos más sensatos en ese sentido.

Infortunadamente, no podemos hacer que las personas entiendan o comprendan la importancia de esta acción tan sencilla: simplemente con levantarse más temprano y ser un poco organizados, todos podremos evitar las aglomeraciones o el engorroso congestionamiento vial.

Lo que intento hacer es que: 
¡Si no soy la solución, no quiero ser parte del problema! 

He dejado de quejarme y asumo mi responsabilidad en el problema y tomo acciones que tal vez no influyen de forma global, pero sé que de algún modo me excluyen de esa situación.

Considero que cuando dejemos de quejarnos de todo lo que sucede a nuestro alrededor, y tomemos cartas en el asunto poniéndonos en acción aportando o, contribuyendo con algo positivo para la causa, ese cambio puede suceder.

Pienso también en todo el daño que genera toda esta desatención. 

En principios, el estrés por toda esa frustración y la premura de llegar a tiempo a la oficina. 
Por lo menos a mí me enfurece y me altera en demasía provocando un bajo rendimiento en mi jornada laboral e incluso causándome severos problemas. 

Esos 5 minutos que siempre nos tomamos como una especie de pausa, son muy malos consejeros en las mañanas y en todo momento. 

Por salud, debemos ser organizados. He pensado en todo el mal que le hacemos a nuestro cuerpo sometiéndolo a algo innecesario como lo es el estrés que nosotros mismos generamos. 

Eso sin mencionar que todo eso lo trasladamos al trabajo causando conflictos innecesarios con los jefes, compañeros o incluso con el cliente.

Pero la cosa no termina aquí. 
Todo esto que inició en la mañana, tiene el poder de cruzar la puerta de nuestros hogares y crear una atmósfera nefasta con los integrantes de nuestra familia, convirtiéndose en un círculo vicioso.

Hoy que estoy publicando este blog, arribé a mi oficina a las 8:45 a.m. 

Me dio el tiempo suficiente para realizar una serie de llamadas para darle seguimiento a los proyectos pendientes, incluso conseguir algunas citas para poner a la orden de mis clientes nuestros servicios de Publicidad.

Y también, de terminar de editar este blog pues lo escribo en mi teléfono celular y finalmente publicarlo desde mi computadora. 

Como ven, si sufrimos por toda esa gente inconsciente pero si no asumimos nuestra responsabilidad, somos parte de ese gran problema.

Como lo dijo Buda:


¡Quien te enfada te domina!


Entonces pongamos manos a la obra.


(Fin)




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Mi otro empleo



Mi otro empleo


Después de haberme despedido de mi patrón en mi empleo en la miscelánea 


(Les dejo la liga de ese blog por si desean leerlo: pulsen el enlace)

Como es en la vida: Si no trabajas no vives.
Entonces era apremiante encontrar un nuevo empleo pues como les había dicho antes; me encontraba solo en la ciudad, no contaba con un respaldo como lo es un hogar aunque fuese de mis padres o por lo menos, el apoyo de mis padres. 

Cuando vives en casa ajena, sencillamente no puedes darte el lujo de no trabajar.

En esta etapa hice todo tipo de trabajos. 

Ingresé al mundo de la construcción.

Mi padre dedicó gran parte de su vida trabajando y ganándose la vida en ese sector como contratista, en el armado de estructuras como son: trabes, columnas y losa. 

Es un hombre sorprendente pues a pesar de no ser profesionista como: arquitecto, ingeniero o tener los estudios básicos del mismo, conocía a la perfección todo lo que una construcción debe tener, y ni mencionar su amplio conocimiento del material que transformaba para las diferentes áreas o estructuras de un edificio, como las Varillas y sus diferentes calibres, y de lo que éste se deriva. 

Sin duda era un recurso para mí.

Así, junto con mis amigos y conocidos, nos dimos a la tarea de buscar un puesto vacante en alguna obra en construcción. 

Nuestra búsqueda nos llevó a lo que hoy en día se conoce como Plaza Inn al sur de la Ciudad de México. 

Ahí trabajé por un tiempo como ayudante o auxiliar de Fierrero, que es el adjetivo que se le da al personal que manipula en este caso: las varillas para las estructuras. 
En ese entonces, gran parte de lo que ahora es el estacionamiento se encontraba en plena edificación mientras sus torres estaban por culminar.
Pasado unos meses, y conforme se avanzaba en la obra, poco a poco comenzaron a despedir al personal reduciendo la planta pues las áreas de trabajo se iban reduciendo conforme transcurrían los días. 


Corrí con la suerte de ser despedido pues los auxiliares estaban de sobra.

Nuevamente había qué recorrer las diferentes colonias de la ciudad en busca de un nuevo empleo. 

Dentro de todo el alboroto conocí a un contratista que se dedicaba a la colocación de azulejos, mosaicos y demás recubrimientos o acabados. 

Acudió al lugar pues debía revisar algunos proyectos y aproveché para consultarle sobre una vacante en su cuadrilla. 

-¡Si, necesito gente de apoyo para un desarrollo al norte de la ciudad!- 

Contestó.

No dudé en pedirle me incluyera en su equipo y así, a la semana siguiente me encontraba trabajando en el otro extremo de la ciudad. La distancia era considerable pues debía realizar un trayecto de 3 horas de ida y lo mismo de regreso, pero el fin era tener un ingreso.

Por suerte, pronto se dio luz verde a un nuevo desarrollo al centro de la ciudad y fui elegido para ocupar un lugar en dicha obra. Lamentablemente eran trabajos eventuales pues al culminar las obras todo el personal era despedido a excepción de los maestros de confianza del contratista. 

Al trabajar en las distintas áreas del complejo mundo laboral, iba conociendo diferentes personas y al mismo tiempo, anhelaba otro tipo de empleo. 

Deseaba cambiar de aires y de experiencia, aspiraba ampliar mis horizontes: por una parte, conocer más. También estaba la necesidad de hacer algo diferente pues años antes, había sufrido un accidente que casi me costó la vida, no así, algunas de mis piezas óseas. 

Cuando eres una persona con sólo los estudios básicos como preparación académica, de alguna forma, eres discriminado y desplazado a lo que puedas desempeñar con tu raquítica preparación estudiantil.

Continué con mi vida laboral dentro del rudo mundo de la construcción.

Nuevamente, había conseguido un trabajo de fierrero en una construcción al sur de la ciudad. 
Transcurrieron 2 semanas desde mi ingreso a ésta nueva edificación. 

Una tarde, llamaron a la puerta del hogar de mi tío.
Lugar donde yo me alojaba. Era uno de mis amigos.

-¡Hay una vacante en la oficina en la cual trabajo. El puesto  es de mensajero! 

¿Quieres ir?!- 

Me dijo.   


Me sentí un tanto inseguro. Era un trabajo totalmente diferente a lo que venía realizando en mi vida.

Aunado a eso, mi muy incipiente y casi inexistente currículum me hacían dudar aún más. 

Por lo regular, las personas presentan un Curriculum lo más completo posible, decorándolo con su historial académico: dato relevante e importante. Del mismo modo, anexan un perfil profesional: su carrera laboral, lo cual importa si hiciste carrera en empresas bien establecidas (Oficinas) yo tenía carrera como auxiliar en la construcción y de mi preparación académica sólo tenía la básica. Entonces, qué podría ofrecer para impresionar a esas personas y lograr un puesto en una oficina. 

Acudí al lugar preparado para la entrevista. 
No estaba seguro de lo que iba a suceder, o qué me preguntarán, pero me sentía listo y estaba decidido. Pero sucedió algo que me sorprendió. 

Me asignaron tareas de forma directa. 
No hubo necesidad de entrevista alguna. 
¿Fue suerte? 
No lo sé. Pero desde el primer día me entregué en cuerpo y alma a mi nuevo empleo como mensajero del área administrativa. 

Ahí tuve que enfrentar a mi monstruo: mi timidez. 

Por un lado, la relación con mis jefes y compañeros; por otra parte, el haber obtenido el empleo en el área administrativa implicaba estar ante nuevas personas como: Gerentes, Subgerentes y cajeros de diferentes bancos. 
Luché todo el tiempo  con ello.

Con el correr de los años, fui escalando posiciones dentro de dicha empresa y tras años de esfuerzo, esmero y dedicación, quedé a cargo de esa área. 

No fue por mucho tiempo pues para ese entonces el país era azotado por una terrible crisis que derivó en la quiebra de varias empresas; la mía no corrió con la mejor suerte. Así, después de 6 años de relación laboral todo terminó. La empresa que me dio esa gran oportunidad, la empresa que se arriesgó a contratar a alguien sin experiencia laborar y con un nivel de estudio precario.

Cerró sus puertas culminando así, con los sueños de sus propietarios así como los míos y de mis compañeros.

Conocí un mundo diferente, personas diferentes. 

Pero era momento de volar con toda esa nueva experiencia ganada. 

Les estaré agradecido infinitamente por la confianza y todo el aprendizaje.  

Continuará...

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¿Tú, qué tienes?


Tengo muchos recuerdos ocultos.

Tengo muchas cosas que platicarte y tantas historias que contarte. 

Tengo sueños que nadie conoce y en los cuales estás tú.

Tengo enormes deseos de abrazarte y un espacio en mi alma el cual es tuyo.

Tengo un beso y un abrazo para ti.

Tengo tu sonrisa, tu aroma; la dulzura de tus besos y el sabor de tu piel.

Tengo mis ansias que me atacan cuando el brillo de tus ojos bellamente decorado con ese precioso lunar, viene a mis sueños inquietos. 

Tengo todo eso que olvidaste al marcharte:
Los dulces susurros cuando te hacia el amor.
Los textos más hermosos que escribiste en nuestros días.
Los sueños que sembramos esperanzados.
Las promesas que se han ocultado en algún baúl en el limbo.

Tengo tu voz taladrando mi mente con un: ¡Te Amo!

Tengo todo lo que me puede matar o darme vida.

Tengo todo.

¿Tú.. qué tienes?


(Fin)


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Mi Ángel de 4 Patas y Colita

Mi Angel de 4 Patas y Colita


Hace ya algunos años llegó a casa este hermoso ángel.




Días atrás había partido al cielo de los perros Katarzis, una cruza  de French con Maltés quien feneció por lo avanzado de su edad.

Pasados los días la casa se sentía vacía al igual que nuestros corazones; no soportamos esa ausencia, pero intentábamos mantenernos con el ánimo en alto.

Un día, era temporada vacacional; aprovechando esos días de asueto, dábamos un paseo en las calles de la Ciudad de México, de pronto llegamos a un lugar que al parecer era una veterinaria, el lugar contaba con jaulas colocadas sobre la banqueta en los cuales tenían cachorros en venta. Por curiosidad nos acercamos y descubrimos cuatro hermosos cachorros, en eso se aproximó a nosotros el encargado del lugar indicándonos el precio de los pequeños perros: preguntamos la raza y el tipo respondió: 

¡Son de la raza Beagle!

Mientras contemplábamos a los hermosos animalitos, uno de ellos jugueteó conmigo, era una hermosa perrita que captó mi atención de inmediato. Fue amor a primera vista.
El problema era que en esos días haríamos un viaje y tampoco estábamos seguros de adquirir otro perro por lo que agradecimos la atención y nos retiramos.

Nos fuimos de viaje por unos días. 

Durante ese lapso, mi esposa y yo analizamos la situación; teníamos el deseo de tener un ángel en casa, no por suplir a Katarzis sino para llenar ese vacío en nuestros corazones. 

Postergamos esa idea dejando abierta la posibilidad bajo la consigna de que si a nuestro regreso ella seguía allí, entonces era nuestra.

Volvimos de nuestro viaje con la idea más clara. Habíamos tomado la decisión.

Sin muchas esperanzas, unos días después fuimos en su búsqueda.

Llegamos al lugar y la misma escena: la jaula en la banqueta. Nos aproximamos.
Aunque eran casi del mismo color aun así había algo que la hacía diferente de los demás cachorros.

La busqué con la mirada sin poder encontrarla en esa pequeña jaula de alambre.

Yo me decía: -¡Ni modo, se la llevaron!- 

Le di una vuelta a la jaula y ahí estaba, recostada panza pa arriba con sus patitas apuntando hacia  el cielo y sus hermosas orejas  colgando hacia atrás. Introduje mi mano a la jaula acariciando su frente, en eso; despertó y tal pareciera que hubiera un vínculo entre nosotros pues de inmediato, comenzó a juguetear mordisqueando mi mano.
El encargado se aproximó y cerramos el trato y nos entregó a mi preciosa perrita.



Había tenido perros antes pero en otras condiciones, en esta ocasión se trataba de un nuevo elemento que al igual que Katarsis, viviría en casa. 



Al principio fue complicado pues al ser un bebé, se hacía en todos lados una y otra vez lo cual por un momento me llegó a estresar. Esa noche también le sufrimos pues: imagino se sentía sola por lo que parte de la noche chillaba; tuve que levantarme en varias ocasiones para sentarme junto a su cama y rascarle la barriga, sólo así se dormía.

La casa nuevamente tenía luz, alegría aún y con el ajetreo que implicaba el entrenar a la pequeña cachorrita.

Durante esos días reflexioné y pensé en las personas que lanzan a la calle a sus mascotas por evitarse toda la ardua tarea de entrenarlos.
Nuestro amor por ese ángel era tan grande que continuamos con la tarea y así, nuestro nuevo perro iba  aprendiendo junto con nosotros.



Teníamos una nueva misión y también la tarea de ponerle un nombre.
Necesitábamos algo que reflejara su simpática figura, algo que incluso se pronunciara en diminutivo, contemplamos varias opciones por lo que optamos por llamarla:


 -Muñeca- 

Y de cariño le decimos:


 -Muñe-


Aunque después de tiempo surgieron nuevos como:


 -Mona- 
o
 -Monada-

(Bueno, esas ya son locuras mías)

En fin, mi hermosa perra trajo de nuevo la felicidad a casa y a nuestros corazones. 






Claro que dentro de todo, sufrimos  en varias ocasiones los altibajos, el dolor de sentir que la perdíamos por alguna complicación en su salud.
Siempre hemos tenido en nuestros ideales que nuestros perros no son nuestras mascotas: son parte de nuestra familia: ¡un elemento más de la familia!, bajo ese fundamento trabajamos arduamente para que no le falte nada pues todo ese amor que nos brinda, no se paga con nada. 
Puede que no sepan hablar pero no lo necesitan, pues basta con una dulce mirada para saber y conocer la dulzura y la pureza de su alma.



Tener una mascota en casa, implica muchas cosas: desde el gasto monetario, hasta la paciencia. 

Amo a mis perros. 

Amamos a nuestros perros y nuestra Gata.

¿Por qué? 

Porque de algo estamos seguros. Ellos también nos aman.

Si tienes la suerte de tener uno en casa, entiendes de lo que hablo.
Así que por favor. Ámalo, cuida de él, porque lejos de hacerle un favor: por el contrario, te estás haciendo un favor en la vida al cuidar de un ángel.



Todo ese amor y ese cariño nos costó $400.00 y en Abril cumple 13 años de su llegada a casa.
Un costo muy por debajo de lo que vale todo ese amor, de ese cariño y felicidad empacado en ese pequeño ángel de cuatro patitas y colita.

Agradezco a la vida por darnos a un perro, a nuestro ángel: 

A nuestra
 Hermosa Muñeca.

 


(Fin)

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La recomendación de la semana (pulsa el titulo para leer)

Por qué no Respetan los lugares reservados

Hola amig@s Como siempre y (creo que lo he repetido infinidad de veces) pero me da mucho gusto saludarles y enviarles un muy fuerte abra...