Llegué tarde al trabajo

Hoy por una absurda razón que no estaba en mis manos: 


Llegué tarde al trabajo.


Si. Esa es mi lucha constante: la puntualidad. 
Detesto llegar tarde a cualquier cita y sobre todo a mi trabajo. Eso lo aprendí de mi padre y también lo hice un hábito con el paso del los años. 

Aún y con los 10 minutos que la compañía en la que trabajo me otorgue como tolerancia, me gusta llegar a tiempo sin tener qué depender o hacer uso de esos minutos. Pienso que es un tanto insensato y abusivo incluir esos minutos de tolerancia como la hora de entrada al trabajo así que, procuro pararme temprano, salir con buen tiempo de casa y así evitar justamente lo que hoy provocó que llegara con unos minutos de retraso a mi oficina. 

En un principio, me molestó mucho y (¡Creo que a todos nos sucede!) pero también me incentivó o me inspiró a escribir este blog y compartir mi humilde punto de vista sobre esta situación.

Es de todos sabido que en las grandes ciudades existe la aglomeración en determinados horarios. Sucede también en el tránsito o tráfico.
Toda gran ciudad cuenta con un parque vehicular impresionante, y si a eso le agregamos la impuntualidad y la inconsciencia de las personas, esto se vuelve un auténtico caos.

Todos solemos quejarnos y culpamos a los demás por un retardo al no llegar a tiempo a determinado lugar, pero jamás hacemos consciencia sobre el aporte que le damos a ese caos.

Como dije, si todos fuéramos consientes, nos levantaríamos un poco más temprano para ducharnos, desayunar y finalmente salir de casa con muy buen tiempo. De ese modo, 
Creo yo: evitaríamos todo ese estrés matutino.

Si bien es cierto, el congestionamiento o tráfico se genera por la cantidad impresionante de autos que existen en las grandes ciudades, y si a eso le agregamos que casi ¡o si no es que todos!, por alguna razón, se nos hace tarde y al salir de casa comenzamos a correr contra el tiempo y ya nada importa más que llegar puntuales a la cita, escuela u oficina; y se desata la batalla sobre quién puede abordar un taxi, un autobús (aunque viajemos colgados), o quién permite el paso al coche de al lado, en fin.. Todo un sin fin de situaciones que se manifiestan traduciéndose en estrés que se nos adhiere y viaja con nosotros a todos lados incluso a casa, todo por no ser organizados y consientes de uno mismo. 
Seamos más sensatos en ese sentido.

Infortunadamente, no podemos hacer que las personas entiendan o comprendan la importancia de esta acción tan sencilla: simplemente con levantarse más temprano y ser un poco organizados, todos podremos evitar las aglomeraciones o el engorroso congestionamiento vial.

Lo que intento hacer es que: 
¡Si no soy la solución, no quiero ser parte del problema! 

He dejado de quejarme y asumo mi responsabilidad en el problema y tomo acciones que tal vez no influyen de forma global, pero sé que de algún modo me excluyen de esa situación.

Considero que cuando dejemos de quejarnos de todo lo que sucede a nuestro alrededor, y tomemos cartas en el asunto poniéndonos en acción aportando o, contribuyendo con algo positivo para la causa, ese cambio puede suceder.

Pienso también en todo el daño que genera toda esta desatención. 

En principios, el estrés por toda esa frustración y la premura de llegar a tiempo a la oficina. 
Por lo menos a mí me enfurece y me altera en demasía provocando un bajo rendimiento en mi jornada laboral e incluso causándome severos problemas. 

Esos 5 minutos que siempre nos tomamos como una especie de pausa, son muy malos consejeros en las mañanas y en todo momento. 

Por salud, debemos ser organizados. He pensado en todo el mal que le hacemos a nuestro cuerpo sometiéndolo a algo innecesario como lo es el estrés que nosotros mismos generamos. 

Eso sin mencionar que todo eso lo trasladamos al trabajo causando conflictos innecesarios con los jefes, compañeros o incluso con el cliente.

Pero la cosa no termina aquí. 
Todo esto que inició en la mañana, tiene el poder de cruzar la puerta de nuestros hogares y crear una atmósfera nefasta con los integrantes de nuestra familia, convirtiéndose en un círculo vicioso.

Hoy que estoy publicando este blog, arribé a mi oficina a las 8:45 a.m. 

Me dio el tiempo suficiente para realizar una serie de llamadas para darle seguimiento a los proyectos pendientes, incluso conseguir algunas citas para poner a la orden de mis clientes nuestros servicios de Publicidad.

Y también, de terminar de editar este blog pues lo escribo en mi teléfono celular y finalmente publicarlo desde mi computadora. 

Como ven, si sufrimos por toda esa gente inconsciente pero si no asumimos nuestra responsabilidad, somos parte de ese gran problema.

Como lo dijo Buda:


¡Quien te enfada te domina!


Entonces pongamos manos a la obra.


(Fin)




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