El empleo que quería

Hola amigos.

Vaya que ha pasado tiempo sin saludarles, pero aquí estamos de nuevo, presentándoles un nuevo blog, no sin antes enviarles un fuerte abrazo desde mi país: México.

Como ustedes saben, escribo sobre mis experiencias, sobre lo que he visto y vivido; sobre todo porque han sido situaciones o cuestiones que me han marcado y enseñado, pues la vida es un aprendizaje continuo.

Desde muy joven me fui de casa a enfrentar a la vida. Viviendo aquí y allá pero siempre trabajando.

En mi niñez junto a mi madre y mi padre, aprendí lo básico, lo suficiente para poder subsistir.
Después de tiempo, finalmente me fui a vivir solo pues llega un momento en la vida en que necesitas de privacidad o de vivir tu vida a tu antojo.

Así que era momento de poner en práctica algunas de las cosas que había aprendido en casa.

Fue así que puse en práctica los conocimientos adquiridos y me enfrenté a tareas como: lavar la ropa, planchar. Incluso aprendí a coser y yo mismo arreglaba mi ropa como; pegar botones, arreglar el dobladillo a los pantalones, en fin.. Tareas que para un macho, es exclusivamente de las mujeres. Pero este servidor, por fortuna no comparte esa aberrante idea, y es así que llevé a cabo esas tareas por mi propio bien.

Vino también la parte de la cocina, entonces, buscaba opciones para mi alimentación.

Imaginaba poder preparar algún platillo, algún guisado, pero la pereza  se apoderaba de mí y volvía al principio: huevos revueltos, sincronizadas o quesadillas.

Pero de hambre no me moría.

Más adelante, comencé a arriesgarme un poco más, para poder darle variedad a mi alimentación. Para esto, compraba algunas piezas de pimiento los cuales fileteaba con un poco de cebolla y le agregaba tiras de carne y lo asaba en un sartén.

También me preparaba pechugas de pollo asadas con guarnición de lechuga y aguacate.

Tras todo esto, le tomé gusto a la cocina a tal grado, que para ese entonces las cosas marchaban bien económicamente por lo que me nació la idea de abrir una lonchería. Con la idea fija en la mente, conversé con algunos amigos y familiares, pero no tenían la misma visión por lo que esa idea feneció.


Bien, después de que la compañía en la que trabajaba cerró, vino entonces la difícil situación de buscar un nuevo empleo.
Para una persona sin todos esos pergaminos y un impresionante currículum, es difícil ser aceptado en alguna empresa.
Por todo esto, me fue difícil encontrar otro empleo como el anterior.

Me di a la dura tarea de buscar un nuevo trabajo.

Visité varios lugares en los cuales me aplicaron el ya muy utilizado:

-¡Nosotros nos comunicamos contigo!-

Uno sabe que esta frase lleva implícita una más, y es: 

-¡Estás perdido!-

Busqué durante días sin éxito, incluso me aventuré a viajar a los EE:UU de donde deserté, pues no era lo mío: por otra parte, mi orgullo no me permitió someterme a la discriminación de un connacional que se sentía güero o gringo con color de bronce; entonces volví a mi país.

Retomé de nueva cuenta la búsqueda.

Había algo que me gustaba y que no había incluido en mi prospecto laboral. 
La cocina. 

Así que me dispuse a solicitar empleo en una sucursal de una de las cadenas más grandes de restaurantes en México. 

Por suerte tenían vacantes por lo que me dieron un puesto. Días después, me presenté en el horario vespertino.
En ese momento mi depresión se hizo presente cuando me entregaron el atuendo que debería utilizar en las horas laborales.

Al no tener experiencia en la materia, el puesto que me dieron fue de Ayudante General por lo que debía utilizar un uniforme de color gris, totalmente diferente a mi atuendo en el trabajo anterior: ¡Traje y Corbata!.


Pero enfrenté ese momento con tenacidad, con un poco de dolor pero por fin tenía un nuevo empleo.

Lo que vino después fue lo que me hizo aterrizar de golpe. Mi primera tarea fue: barrer y trapear el área de preparación, un lugar muy amplio en el cual se prepara todo lo necesario para él área de servicio como son las sopas, caldos, salsas y los diferentes cortes de carne. 

Después de esto, la realidad vino a escupirme la cara y me hizo tocar fondo. 
Tras terminar mi tarea en el área de preparación, mi chef me ordenó... lavar el área de basura.

Obviamente no podía protestar, o quizás sí, pero enfrenté ese monstruo que tenía en frente.
Entré a ese cuarto de 5x5 y me dispuse a lavarlo con agua y jabón. Después pasé a lavar cada uno de los botes en donde se deposita toda la basura generada en el restaurante, embarrándome con todo ese desecho jugoso que deja todo ese sobrante de comida.

El golpe emocional fue muy duro.


Claro que no hay trabajo denigrante, pero tras haber tenido un buen puesto de trabajo con condiciones muy diferentes, enfrentar esa situación fue un golpe muy fuerte.
Mi primer día transcurrió así, limpiando y apoyando en algunos lugares. Pero mi mente se centró en la idea que me había fijado: aprender el arte de la cocina.

Después de todo eso, conforme transcurrieron los días, me iba adentrando más a ese mundo; y un día en que el ayudante de la persona encargada del área de preparación no acudió a trabajar, yo me ofrecí para ayudarle y la noble señora accedió. Pues era mejor una mano más que nada de ayuda.
Ese día me esmeré en hacer todo bien y al final del turno, mi jefa en ese día me recomendó con el chef quien tras ver mi trabajo me ofreció un puesto en la línea de servicio. El lugar donde surge el arte, donde se montan y preparan los platillos que van a la mesa del comensal. Acepté, claro está.
Sin ningún entrenamiento, me lancé al turno de la tarde de 2:00 p.m. a 11:00 p.m.
Debo confesar que ese día me fue terrible, incluso tuve problemas con mis compañeras de piso quienes atienden al cliente, por la presentación y tardanza de los platillos. Fue duro enfrentar tal ignominia.
Eso no me desanimó por lo que después de esa tarde, me esforcé en aprenderme las diferentes recetas y presentaciones de todos los platillos que se sirven en el área de ensaladas que era el lugar donde me asignaron.

En poco tiempo, había ocupado varios de los puestos en el área de servicio que son: Cocina fría y en la cocina caliente en sus 2 secciones (Carnes y Sopas).
Fueron 3 años muy duros.

Mantenía mi idea de hacer carrera dentro de esa cadena pero me di cuenta lo difícil que es nadar entre pirañas.

En esa cadena, constantemente hacían relevo de gerentes y de chef por lo que debo decir, que todos los niveles que pude escalar, se lo debo al chef que me contrató.
El Chef Bonifacio Nery. 
Un chef que siempre inspiraba y alentaba a sus subordinados.

Al ser removido y trasladado a otra sucursal mi Chef, todo cambió en ese restaurante.
Los que vinieron después, venían acompañados por personal preferido por lo que mi avance se fue estancando. Ya era muy complicado el seguir evolucionando, pero no me rendía y continuaba aprendiendo y demostrando mi capacidad. 
Aun así, las cosas se fueron complicando laboralmente, ya no estaba a gusto aunque no removía la idea de mi cabeza.

Enfrenté todo tipo de retos y tareas, pues el fin de estas personas, no es removerte sino lograr que claudiques y te marches.
Pero continúe avanzando y por todo lo que ya había aprendido, llegué a cubrir turnos en las diferentes áreas por lo que el chef actual, me promovió como apoyo para el turno matutino. Otro reto, lo más fuerte.

En esa etapa, también muy dura, pues esa cadena siempre carecía de personal  suficiente por lo que tenías que realizar el trabajo de 2 o 3 personas.
Física y emocionalmente estaba agotado, pero continuaba.

De pronto me vi estancado.
Las cosas comenzaban a tomar un tinte de desesperación.

Me aferré.

Levantarme a las 4am todos los días para estar en el restaurante unos minutos antes de la 6 a.m. y hacer frente a rutinas realmente duras en el desayuno. Irónicamente trabajaba en un lugar de comida pero no tenía tiempo para desayunar.
Mis ganas se difuminaban a cada día, en mi mente ya buscaba algo diferente.
Me gusta competir, me gusta enfrentar los retos pues alguien sin un respaldo debe aplicar el doble de esfuerzo en la vida.

Parecía que todo se encauzaba, que todo se perfilaba hacia un punto de quiebre.
Aun así, luché.
Hasta que una mañana, como siempre tomé mi lugar en la línea de servicio. Muy temprano debía encender todos los quemadores de las planchas. Percibí un leve olor a gas, verifiqué los quemadores, incluso el de la freidora de papas, el piloto se encontraba apagado por lo que procedí a encenderlo y todo marchaba bien. Acto seguido, tomé un trozo de papel, lo encendí y me dispuse a prender los quemadores de la parrilla pues ese día me tocaba cubrir el área de carnes. 

Me acerqué e introduje la pequeña antorcha por debajo de la parrilla y justo cuando me disponía a girar la perilla para liberar el gas, vino una explosión. Pude ver la bola de fuego que se dirigía a mi rostro. Cerré los ojos de inmediato al sentir un ardor, y con la reacción que todos tenemos ante una impresión, la reacción es como (aspirar). Eso justamente fue lo que hice.

Al ver aquella llamarada y sentir el ardor; cerré los ojos y aspiré todo ese aire caliente lo cual bloqueó mi respiración. La explosión me impactó contra los refrigeradores frontales golpeándome fuertemente la espalda.

Me arrastré por ese pasillo intentando respirar. Una de mis compañeras pero del personal de piso, vio lo sucedido y pidió auxilio; pronto se le unieron más de sus compañeras y entraron por mí. Cómo pude me puse de pie con el apoyo de aquella chica; me llevaron a la parte posterior y tras enterarse de lo que me estaba afectando, me dieron de beber y enjuagaron mi rostro y pusieron agua en mis ojos; sólo así me fui recuperando y fui de urgencia a la clínica para descartar cualquier daño y hacer las curaciones necesarias.
Me dieron el diagnóstico y mis días de incapacidad. El doctor decía que había tenido suerte pues de no haber cerrado los ojos,  mi retina hubiera sufrido severos daños, incluso la pérdida de la vista. En cuanto al problema de la respiración, refería que pudo haber sido por inhalar todo ese aire caliente que de alguna forma había resecado mis vías respiratorias, o el golpe en la espalda por el impacto con el refrigerador. 

Me tomé esos días de reposo para mi recuperación.

En ese tiempo analicé sobre ese empleo. Ya me había estancado varios meses y no veía la forma de salir del atorón.

Después de algunos días, volví al trabajo con los sentidos más alertas.

Me reincorporé a la dura rutina sin problema alguno. Madrugar, arribar al trabajo y sin tiempo de ingerir alimentos, en fin.. Sobrevivía sin problemas. 
Los días que siguieron fueron de ardua lucha.
Hasta que un domingo, muy temprano como los días anteriores; llegué y después de cambiarme; me dispuse a enfrentar la hora del desayuno, momento en que se aplica toda la concentración y energía. Nada fuera de lo normal.
Al término del día, sumamente agotado me dediqué a preparar todo los ingredientes que utilizaría al día siguiente, como una estrategia.

Planeaba comer algo pues no había desayunado nada.

Me faltaba un ingrediente, éste lo encontraría en la cámara de refrigeración situada del otro extremo del área de preparación. 


No me apresuré por lo que preferí guardar todos esos ingredientes en pequeños contenedores. Una vez sellados, giré para encaminarme a la cámara, de pronto; sentí una ráfaga de aire en el rostro. No presté atención pues en ocasiones el extractor de aire fallaba y trabajaba a la inversa. Me encaminé hacia a la cámara de refrigeración, al llegar al área de preparación; descubrí que esa ráfaga de aire caliente que me había impactado, era producto de una llamarada provocada por una fuga de gas.
Se hizo un terrible caos pues el flamazo había alcanzado a dos de mis compañeros que se encontraban laborando justo en esa zona. 
Se llamó a los servicios de emergencia pero transcurrió mucho tiempo y nunca llegaron.
Era apremiante que estas personas recibieran atención médica y ser trasladadas a un hospital por la gravedad de sus quemaduras.

Mi compañera al igual que mi compañero, se encontraban al borde del colapso pero las ambulancias no llegaron.

Exponiéndonos a alguna otra reacción, solicitamos el servicio de taxis y los llevamos al hospital más cercano. Yo me llevé a mi compañera quien lloraba de dolor durante el traslado, pues una quemadura de ese nivel, arde terriblemente a la temperatura ambiente. Ya lo había vivido unos días atrás. Una vez ahí dimos aviso a sus familiares.
Me encontraba sumamente consternado y agotado. Ese día había tenido una jornada muy intensa de trabajo, aunado a eso; la falta de alimento y todo el estrés de esta difícil situación. Más tarde llegaron los familiares  y se hicieron cargo de la chica al igual que del muchacho.

Volví al restaurante por mis cosas personales.

Caminé por ese sitio y entonces un escalofrío me recorrió el cuerpo. Me coloqué justo en donde me encontraba al momento del accidente y calculé el tiempo que había transcurrido entre mi indecisión de caminar por ese otro ingrediente faltante y lo acontecido. Literalmente, sentí que mi cuerpo se me enfriaba.
El tubo dañado era de alrededor de 2 pulgadas y se encontraba pegado a la pared. Al momento de romperse, el gas encontró la flama de los quemadores y se activó como una especie de lanzallamas.
La flama encontró en su trayecto a mi compañera lanzándola al piso y en su trayectoria; chocó con el muro e hizo una especie de U y fue así que encontró de frente a mi compañero.

Recapitulando todo eso, caí en la conclusión, de que si me hubiese encaminado hacia la cámara de refrigeración, la llamarada también me hubiera alcanzado de frente.
Comencé a temblar al pensar en eso.

Con todo esto, fui a casa pues estaba sumamente agotado.
Llegué cabizbajo, pálido y con la mirada perdida.

Al verme mi esposa cruzar la puerta, preguntó:

-¿Estás bien?-

No pude decir nada, sólo le dije:

-¡Abrázame!-   

Me estrechó en sus brazos y no pude contener las lágrimas. Lloré por todo lo sucedido.
20 días antes había sufrido algo similar. Ahora le había sucedido a mis compañeros, y apunto estuve de padecerlo de nuevo. Eso era lo que me había golpeado emocionalmente.

Era momento de decidir.

Al día siguiente, me presenté al restaurante sólo para entregar mi renuncia.
Ya no me expondría a todo ese maltrato y fuera de eso, a los riesgos como ese incidente.

 Debo decir que también conocí personas maravillosas. Personas que me enseñaron mucho como el chef Nery, como mis compañeras y compañeros que me motivaban y me alentaban a seguir luchando. Doy gracias a todas y a todos.

Y elevo una plegaria por las personas accidentadas.

Así terminó esta etapa. Uno de mis tantos empleos

(Fin)



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El valor aun persiste en algunas personas


Hola amigos míos.


Cómo les va. 


Bien, como ustedes saben siempre escribo cosas de mi día a día. 

De lo que observo o de situaciones vividas y ésta es una de ellas. 


En la actualidad, (y he insistido mucho en esto) se han perdido los valores. 

Si, esos valores que a nuestra generación se le fue inculcada por nuestros padres y abuelos.. incluso de nuestros maestros.


Valores como la lealtad y el respeto.


Creo firmemente en la idea de que la educación empieza en casa, pues.. por lo menos; a mí en lo personal, me tocó la fortuna de crecer en el seno de una familia humilde, con carencias pero con valores muy arraigados.


He de agregar, que también cuenta mucho la mentalidad que nosotros podamos tener. 

La vida también es nuestro mejor maestro cuando sabemos ver más allá de las circunstancias.


Bien amigos, todo este preámbulo; toda esta analogía llegó a mi en un momento que no podía creer.


Hace unos días: un fin de semana, acudimos mi esposa y yo a una plaza comercial al sur de la Ciudad de México; en dicho lugar se llevó acabo un show de Stand Up en el cual actuaría uno de mis favoritos en el ramo, el señor Kike Vázquez (Kike bien Parado), uno de los mejores Standuperos de mi país, y la razón por la que acudimos al lugar.

Esa tarde, se nos unió una de las amigas de mi esposa quien también disfrutó del show.


Tras culminar el show de Stand Up, Adry (amiga de mi esposa) nos sugirió un bar a unas cuadras de ahí.


Era un buen horario por lo que.. unas cervezas no nos caerían mal.


Caminamos hasta el lugar que lleva por nombre:


-La Victoria del Indio-

Un pequeño pero muy buen lugar en donde como todo bar, existe una buena variedad de bebidas pero sin duda, predomina la cerveza. 

Claro que no puede faltar la música para armonizar el sitio.  


A pesar de ser un lugar pequeño, también cuenta con música en vivo. 

La banda compuesta por 4 caballeros, ameniza el bar con Rock en inglés de los 80s, 90s, de bandas como Queen, Metallica, Depeche Mode etc.. 

Entre su repertorio también incluyen temas en español de grandes del género como Soda Estéreo, Enanitos Verdes, del Sr. Miguel Mateos entre otros lo cual, hace que el sitio sea una muy buena opción para pasar un muy buen rato. 


Al llegar al lugar, la Hostess nos recibió y ubicó muy cerca del escenario lo cual estaba perfecto.


Después de unos minutos se aproximó a nuestra mesa una encantadora chica a quien llamaremos (Gaby) a ofrecernos el menú y sugerirnos algo de beber.


Habíamos ingerido en el show un poco de vino y algunos shots de mezcal por lo que decidimos pedir cervezas.


Transcurrió un buen rato entre los brindis y la música ambiental cuando de pronto; la banda se hizo presente y comenzó a amenizar el bar. Cantamos y disfrutamos de la intervención, disfrutando de nuestras bebidas y de esas canciones entrañables. 

Gaby muy atenta, mantenía limpia nuestra mesa redonda la cual era custodiada por nosotros sobre nuestras sillas periqueras.


En un momento así, sólo disfrutas y convives sin imaginar algo extraordinario. 


Así transcurría mi noche cuando de pronto; alguien tocó mi hombro, me giré para ver lo que sucedía: era Gaby, la chica que atendía nuestra mesa. 


Muy cortés, con un objeto en la mano me preguntó: 

-¿Es tuya?-


Mi reacción fue de total sorpresa.


De forma instantánea, tomé ese objeto en mis manos. No encontré las palabras adecuadas o precisas para agradecer.


Puede que esto no lo crean. A mí también me sucedió lo mismo. 

Dentro de todo el embrollo, pues el lugar esa noche estaba abarrotado. sucedió algo extraordinario.


En un ambiente así, todo puede suceder.


Yo disfrutaba del momento. 

Entre el bullicio y vaivén de la gente; esa noche pude comprobar, que aún existen personas con valores.


Personas que fueron educadas apropiadamente o que con el transcurrir de los años, desarrolló todo ese conocimiento para sí mismo y en pro de su entorno.

Como dije, en todo ese bullicio, jamás me percaté de ello lo cual evidenció mi falta de atención y precaución.

Esa noche entre toda esa diversión mi situación pudo haber tomado otro rumbo. 

Retomando el momento de la pregunta.. Instantáneamente, descubrí el objeto en sus manos lo que me hizo volver a mi juicio de un modo abrupto y vino a mí todo un sinfín de agradecimientos, mismos que no supe expresar limitándome a un simple: Gracias. Pues si la adorable chica no se hubiera tomado la molestia en consultar sobre el propietario del artefacto que había levantado del piso, las cosas se hubiesen salido de control.

Era mi cartera (Billetera) o (Wallet), de no haber sido por la benevolencia de Gaby, esa noche, probablemente hubiese estado en graves problemas pues no tendría con qué pagar la cuenta. Aunado a eso, también hubiese extraviado mi tarjeta bancaria en donde guardaba mi sueldo que justamente me habían depositado un día antes, imagino lo qué sucedería si  hubiese caído en  manos de otra persona. 

Obviamente también está el tema de los documentos personales. En fin... lo sucedido, de alguna forma me hizo comprender que aún hay personas con ética y con valores. 

He conocido a tantas personas; efímeras algunas, gente que de alguna forma me enseñaron a no confiar pero dentro de ello, también he conocido personas con muchos valores, que antepone las reglas antes que una salida fácil.

Esto me recordó una situación, algo que me sucedió hace dos años aproximadamente.


Era un día como cualquiera, había terminado tarde de trabajar en la oficina.

Recibí una llamada de uno de mis proveedores quien necesitaba el visto bueno de unos artes para poder iniciar la producción de un nuevo proyecto, debía acudir para supervisar el trabajo. Salí esa tarde de la oficina, con la premura de acudir a la cita; aunado a eso, la amenaza de lluvia, abordé un taxi.


Me encanta la música por lo que suelo escucharla desde mi teléfono celular. En el trayecto se inició una conversación con el conductor por lo que detuve la reproducción de mi música y me retiré los audífonos, era un tipo agradable: amable. Hablamos justamente de eso: de la vida y de los valores, de la educación que nuestra generación había recibido.

La lluvia se intensificó durante el viaje pero a pesar de todo, la marcha era adecuada.

 Finalmente arribamos al sitio, pagué la carrera y me despedí del amable conductor.

Tomé mi mochila y salí del automóvil.



La lluvia estaba en pleno por lo que abracé mi mochila para evitar se mojara, di unos pasos y quise retomar mi música, busqué mis audífonos sin poder encontrarlos; mi sentido de alerta se activó y me comencé a alarmar; no encontré mi celular y entonces corrí en el lugar donde me había dejado el taxi pero fue inútil, ya no encontré la unidad, se marchó con mi teléfono. 

Me sentí muy mal, para mí mi teléfono celular era mi oficina, tenían muchos datos en él. Mis contactos: correos electrónicos y teléfonos de clientes, proveedores, familiares y amigos. Incluso escribo mi vida y justo en mi teléfono celular aprovechando mis ratos libres. Pero mi teléfono celular ya no estaba.

Apelé a la bondad del conductor por lo que de inmediato comencé a marcar desde un teléfono de monedas. No recibí respuesta alguna.

Después de la cita me dirigí lo más pronto posible a casa. Desde ahí marqué en repetidas ocasiones, llamé hasta ya entrada la madrugada.



Al principio sonaba y después me enviaba al buzón, después la grabación me decía que el aparato se encontraba apagado. Había planeado incluso en ofrecer una recompensa para recuperar mi celular pero fue inútil. 

En ésta ocasión no me encontré una persona como Gaby.

Por eso es que quise dedicarle este blog, pues ella hizo mucho por mí con ese detalle. Estoy convencido que la compensación que le brindé, fue ínfimo comparado con su gran benevolencia.

Rezo porque en el mundo haya más personas así, y nos ayuden a recuperar esa fe que ya perdimos. 

Que nos ayuden a sembrar esa esperanza de un mundo mejor con buenas personas.


Muchas... 

Muchas gracias GABY 



(Fin)

El Instagram de mi amigo: Kike Vázquez

Instagram: @kikebienparado



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Hola amig@s Como siempre y (creo que lo he repetido infinidad de veces) pero me da mucho gusto saludarles y enviarles un muy fuerte abra...