El poder de la lectura (Parte I)


Hace algunos años adquirí el gusto por la lectura. Si he de ser honesto, cuando era niño sólo leía como parte de mi formación académica: sí, las clásicas lecturas para lograr buenas calificaciones al final del ciclo escolar.
En varias ocasiones leía y repasaba una y otra vez, algún poema que me fuese asignado para recitar en alguno de los eventos socioculturales que se llevaban a cabo por la conmemoración de alguna fecha importante en la escuela. 
Leía también, por curiosidad, las revistas informativas que mi padre adquiría. 
En fin, leía sólo por consecuencia y a veces por curiosidad. 

Pasó el tiempo, mucho tiempo cuando volví a leer; honestamente, no me atrevía a comprar  un libro porque en realidad no sabía cómo elegirlo: "algún título", "algún tema en específico", no sabia cual era el adecuado: opté por leer el semanario (Proceso) de Julio Scherer: muy buena revista que entre otras cosas, habla del quehacer político del país; iniciativas, campañas políticas etc.. 

Creo que es el único medio que expone el lado obscuro de los funcionarios políticos y de algunos empresarios negligentes. Siempre con temas muy importantes, es bueno estar informado.

Más adelante, uno de mis ex-compañeros de trabajo en ese entonces leía un libro, era el libro de Laura Esquivel: (Como Agua para Chocolate)  atraído por la curiosidad pues ya había visto el filme, hojee el libro por un momento; mi amigo al ver la escena me dijo:
-¡Hermano, si quieres te lo presto para que lo leas!-

A lo que reaccione diciendo:

-¡Guey, estaría padre pero mejor termínalo y luego me lo prestas!-

Aunque en mis adentros gritaba:

-¡Siii, llévatelo!-

Pero mi amigo insistió. Me lleve el libro y lo leí 2 veces en una semana, me perdía en ese mundo atrapado en sus páginas, en esa atmosfera Revolucionaria y qué decir de esa cocina de Tita: podía percibir los aromas de aquellos platillos que Tita preparaba como los chiles en Nogada o el Chocolate y la Rosca de Reyes, sin duda, mejor que el filme.

Terminé el libro y mi amigo al ver que en poco tiempo había leído (Como Agua para Chocolate), me prestó otro libro para saciar mi hambre de lectura. Así que el siguiente libro fue  (Las Profecías de Nostradamus), un libro impactante sin duda.

"El gran rayo cae de día, mal y predicho portador postulario" 

Texto que según los estudiosos, al parecer predijo el Asesinato del Presidente J. F. Kennedy.

"Cerca de las puertas  y dentro de dos ciudades, habrá dos azotes como nunca vio nada igual, hambre, dentro de la peste por el hierro fuera arrojado, pedir socorro al dios inmortal".

Al parecer en este texto predecía el lanzamiento de las bombas atómicas que devastaron Hiroshima y Nagasaki en Japón.  

Sin duda, un buen libro.

Al entregar Las Profecías de Nostradamus mi amigo tenia listo otro libro el cual contenía 3 historias, entre ellas la novela: (El Extraño Caso del Doctor Jekyll y el Señor Hyde)
fantástico libro.

Pero no me iba a pasar la vida así. Entonces adquirí el libro de (Cien años de Soledad) Del Señor Gabriel García Márquez Premio novel de literatura en 1982.
Un libro alucinante, capaz de absorber la atención desde las primeras páginas, llevándonos a ese mundo llamado Macondo en donde todo transcurre en perfecto orden cronológico a pesar de tener todo un mundo de personajes. La Familia Buendía y todos sus descendientes, sus vidas por separado, cómo el progreso arruinó la vida tranquila del lugar y las pestes que también azotaron Macondo, en fin..

La historia del Coronel Aureliano Buendía, uno de los personajes inolvidables de la novela. un libro que he leído en 4 ocasiones, uno de mis libros favoritos.

Entonces mi amor por la lectura poco a poco fue creciendo y así, fui adquiriendo algunos de los libros que hasta ahora he leído: realmente es muy poco pues me faltan muchos por leer. Sólo por mencionar algunos les comparto en este blog mi lectura esperando saber si algunos de mis amigos han leído algunos de estos libros:

1.- Como Agua para Chocolate (Laura Esquivel)

2.- Las Profecías de Nostradamus.

3.- Cien Años de Soledad 

4.- El Esclavo

5.- La Filosofía de House


6.- Pequeño Gran Libro

7.- Steve Jobs

8.- En Marcha BONO (Un discurso pronunciado en la Casa Blanca por Bono (U2) #U2 con la finalidad de recaudar fondos para la ayuda a las personas en Africa.
9.-Mi Perro Terry: hermoso libro que aunque no tengas un perro, te gustará tener uno para amarlo como el Sr. Catón a su Terry. #Catón
10.- Claro que también a Shakespeare

11.- Disiento: algo de cuestiones políticas

12.-Colosio - Zedillo Cuando un candidato murió (Colosio) y un Candidato llegó (Zedillo)

13.-El Amante, muy buen libro: mejor que el film.

14.-La Fe de Obama. Hasta el mas poderoso también tiene Fe.

15.-Asi Hablaba Zaratustra: El superhombre

16.- Mujercitas:


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Un Futuro Incierto

En tiempos pasados nuestros padres nos exigían prepararnos en los estudios y como personas para trabajar por un futuro mejor.

Pero hoy en día tal parece que las cosas no tienen un enfoque.

Futuro.. Adiós.

 
 

15 de Septiembre dia de la Independencia de México.

La fecha en que celebramos la independencia de nuestro gran país México.

Si, celebremos.

Pero celebremos con tesón, con nuestro trabajo, con pasión. Con respeto.

Si, nuestro país tiene sus conflictos pero qué país no los tiene.

Celebremos con la firme convicción que el progreso de nuestra nación también está en nuestras manos. 
Recordemos que cada una de nuestras acciones también repercute en la imagen de nuestro país.

Creo que no es nada nuevo, y es de todos sabido que: si fomentamos corrupción veremos corrupción.
Si fomentamos violencia claro que veremos violencia. 
Si fomentamos la armonía; la paz y el progreso trabajando y esforzándonos día a día ¿Cuál sería el resultado?
 
No podemos solo señalar o buscar culpables. 
Hagámonos responsables de nuestras acciones. Demostrémosle a la nueva generación de mexicanos que todo logro y todo buen resultado es el fruto de un buen trabajo, de un buen esfuerzo.    
 
No seamos mexicanos de un solo día o de un mes.
 
Gritemos: ¡Viva México! sintiéndolo en el corazón y en la sangre, convencidos que nosotros haremos de esta nación, una nación aun mejor.
 
Celebremos que nuestro país a pesar de todo, es un país libre: somos libres.
 
Amigos míos, celebremos que orgullosamente somos Mexicanos, y que mañana nos entregaremos a la tarea de hacerlo aun mejor de lo que es.
 
Así que con valor, con respeto, y con gran agrado gritemos:
 

 

Le dediqué unas palabras a mi madre.

Hay días en que el corazón amanece con un sentimiento de soledad, de incertidumbre o de bondad. Sentimientos encontrados que nos provocan el sentirnos algunas veces nostálgicos o con cierto toque de felicidad, considero que todo depende quizás de los sueños o lo que en nuestra mente navegue en esos momentos.

Tal es mi caso.

Una mañana, amanecí pensando en mi madre.

No sé.

Tal vez se deba a que tiene mucho tiempo que no la he visitado o que no le he llamado por teléfono; quizás por todo eso, han venido a mi mente todos aquellos momentos de mi niñez.

De las veces que me llevaba al mercado cuando vivíamos en la Ciudad de México.

Las ocasiones que se la pasaba en vela porque alguno de nosotros enfermaba.

Las veces que la citaban a la dirección de la escuela para darle la queja por alguna travesura cometida por mí.


De aquella ocasión en la que caminábamos a casa bajo una lluvia intensa, al transitar por ese camino pedregoso; por accidente, resbalé y caí precipitándome hacia las rocas que dividían el barranco y nuestro camino.
Caí impactando mi frente sobre una de esas rocas: el dolor fue tan intenso que como era lógico, comencé a llorar por el fuerte golpe.

Mamá enmudeció al verme caer y no pudo reaccionar, yo luché por sujetarme de algo para no seguir cayendo mas allá raspándome los brazos y las manos con los matorrales y las rocas afiladas. 

La lluvia incesante precipitándose sobre nosotros. 

Me incorporé y sujetándome de algunas ramas  literalmente me arrastré hacia la superficie. 
Mamá me guiaba con la voz:

-¡Ten cuidado hijo, sujétate con fuerza!- me decía.

Mientras intentaba llegar a la cima Mamá miraba con insistencia mi rostro mientras me decía:

-¡No te preocupes hijo, vas a estar bien!-


La lluvia no cesaba, por mi cara sentía el escurrimiento de sus gotas.  
Aferrándome a una roca firme y motivado por el fuerte dolor que sentía, llevé mi mano a la parte donde surgía ese dolor intenso. Al retirarla descubrí la sangre que brotaba de mi frente, estaba a punto de entrar en pánico pues la hemorragia era intensa cuando de pronto, sentí la mano de mi madre aferrarse a mi brazo: 

-¡Tranquilo hijo. Tranquilo!-

Decía mientras me cobijaba en un abrazo. 

-¡Lo siento madre; lo siento, debí tener mas cuidado!-

Le decía llorando mientras me abrazaba sin importarle que mi sangre manchaba su vestido.

-¡Está bien hijo, tranquilo!- decía dándome calma.

Revisó mi herida y como pudo la cubrió para evitar una infección, llegando a casa se encargó de hacerme las curaciones pertinentes.

Todos esos recuerdos golpeaban mi mente. 

Sentí mucho el no estar más en contacto con mi madre pues todos sus hijos e hijas vivimos en ciudades diferentes e incluso en otro país, y era razonable que mi madre se sintiera sola alejada de nosotros sus hijos.  

Finalmente hice esa llamada. 

Mamá se mostraba sonriente mientras conversábamos, de un momento a otro pasamos a los recuerdos. Mamá de pronto mostró su pesar y su melancolía, la tranquilicé diciéndole lo mucho que la extrañamos, lo mucho que la queremos, se disiparon sus lagrimas y sonreía de nuevo. Nos despedimos.


Pasados unos días le llamé nuevamente. Era el día de su cumpleaños, la felicité como es debido y le dediqué estas palabras.

Cuando veas brillar el sol en el horizonte, cuando la luna te ilumine acompañada de sus estrellas; cuando un ave se aproxime al lugar donde te encuentras y te regale su canto: Mamá, piensa que somos tus hijos que aunque lejos siempre pensamos en ti y que de esa forma el señor te transmite nuestro amor.    

He de mencionar que todas las mañanas, a modo de saludo, elevo una plegaria por mis queridos padres.  

Hasta aquí mi breve historia.
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Un angel me ofrecio flores



Hace unos días (un Sábado) mientras caminaba en unas de las calles de la Cd. de México después de realizar un trabajo que debía presentar el día lunes: me disponía a ir a casa; como siempre, cuando termino la jornada laboral o algún trabajo específico, suelo tomar una breve caminata para relajarme, eso hacía justamente esa ocasión: caminaba y contemplaba mi entorno mientras cavilaba y ocupaba la mente pensando en algunas cosas. Es algo que me gusta hacer y disfruto mucho; de igual forma, suelo fotografiar algo que me llame la atención pues me gusta coleccionar imágenes de diversos momentos. Así transcurría esa tarde. Todos los días nos encontramos con distintas personas en la calle y creo que son muy pocas las que de alguna forma atraen nuestra atención. Continuaba mi marcha cuando de pronto me encontré con una niña de aproximadamente 7 u 8 años de edad que al verme se me acercó y con su tierna voz me dijo:
-¿No compra flores?-


Yo me quedé estático. Traía en la mano depositados en una bolsa que te proporcionan en aquella cadena de papelerías, el trabajo que hace unos minutos había elaborado; eran impresiones a color, cotizaciones y diseños engargolados para presentar el proyecto a uno de mis clientes.

Enfoqué mi vista hacia ella: con una mirada dulce y angelical con un dejo de agotamiento y angustia dijo de nuevo:

-¡Cómprame rosas, son de a $10.00 el ramo!-

Mi conciencia me decía que debía hacer algo por esa dulce nena que a su corta edad ya se enfrentaba al duro trabajo: no sé si realizaba esa acción por iniciativa propia para subsistir o porque era obligada por sus padres; lo que sí es que la niña hacia lo posible por realizar bien su labor lo cual tiene un gran mérito.

La niña hacía un gran esfuerzo para sostener con sus pequeños brazos la cubeta repleta con ramos de rosas en diferentes colores envueltos en celofán.
Pensé que era momento de quitarle un poco de peso a los pequeños brazos de la niña.

Mientras me miraba firmemente sosteniendo la cubeta repetía una vez más.

-¡Ándale, cómprame!-

Hubiera realizado la compra sin tantos ofrecimientos de la dulce niña pues, sé lo que es padecer esa situación pues también enfrenté el trabajar a temprana edad, ese era el mejor aliciente para ayudar a la dulce niña, entonces, a modo de hacerle un poco mas ameno el trabajo le dije:

-¡Qué ramo te gusta más!-

Depositó la pesada cubeta en la banqueta y me señaló un ramo.
-¡Bien, dame ese!-

Muy atenta y un tanto emocionada me entregó mi ramo, mientras lo hacía, nuevamente le dije:

-¡Cual otro te gusta mas!-

Me señaló otro ramo.

-¡Está bien: dame ese también!- le dije. Emocionada me hizo entrega de mi otro ramo de rosas.

Con las manos ocupadas, como pude, introduje una mano a mi bolsillo para extraer el efectivo para pagar mis ramos. Por suerte un billete de $20.00 se hizo presente facilitándome las cosas, entregué el billete a la niña que sonriente depositó en una pequeña bolsita. Le agradecí, me agradeció y abrazó la cubeta con flores y poco a poco se alejó.

Yo también  continué mi marcha pensando en lo que me había sucedido hace unos minutos. Un ángel se acercó a ofrecerme flores. Una diminuta personita a una edad en la que debería estar jugando o pasándola bien sin preocupaciones: caminaba por la calle ofreciendo flores para ganarse la vida. 


Eso realmente me había inspirado. 

Muchos de nosotros aún sentimos ese temor o ese nerviosismo al llevar a cabo nuestro trabajo: sentimos nerviosismo y algunas veces temor: la niña me dio la lección pues nunca pensé que se acercara a ofrecerme flores y lo hizo. Quizás no pensó que pudiera comprar, pero logró convencerme, fue tal su poder de convencimiento que le compré 2 ramos y la lección fue, que si hacemos las cosas con buena actitud, convencidos de lograrlo y sin titubear, lograríamos un poco más de lo que tenemos como expectativa.
Eso sin mencionar que en casa me esperaba alguien que le encanta las flores: sin querer hice 2 buenas acciones esa tarde.

Seguiré comprando flores, y si es a ese ángel mucho mejor, pues su trabajo me ha regalado eso que siempre debemos tener: Inspiración.

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Por qué somos pobres


Cuando era niño, mi querido padre me llevaba a su lugar de trabajo los días sábados que es el día en que la jornada laboral culmina a las 13 horas. 
Papá trabajó en la construcción como contratista por un largo tiempo dentro y fuera de la ciudad por lo que había largos periodos en que se ausentaba de casa.
Al ser la cabeza de la familia ¡un tanto numerosa!, se esforzaba mucho por solventar todos los gastos en casa como pagar el alquiler del lugar donde vivíamos, la manutención  y todo lo necesario para brindarnos una vida lo mejor posible.

Cuando contaba con algún desarrollo en construcción a su cargo en el D.F. Me llevaba a conocer un poco de lo que hacía: esto un tanto por brindarme una distracción y un tanto por el afán de mostrarme el costo de ganarse la vida para subsistir. 

Al término de la jornada, aprovechaba para llevarme a dar un paseo por las calles del centro histórico de la Ciudad de México, algunas veces para adquirir alguna herramienta de trabajo o sólo a caminar. 

Mientras realizábamos nuestro recorrido, conversábamos de tantas y tantas cosas sobre la vida y su juventud en el D.F. y sobre nuestra situación.
Mi padre trabajaba mucho lo cual me hacía admirarlo aún más. Pero una tarde, mientras conversábamos caminando por las majestuosas calles del Distrito Federal de aquellos años; le formulé una pregunta:

-¡Papá! ¿Por qué somos pobres?-
Mi padre me miró extrañado y dijo:
-¡¿Por qué dices eso?!-

Entonces desplegué todos mis argumentos, mismos que días atrás mi pequeño cerebro de niño había formulado.

-¡Papá, pocas veces estas en casa; pocas veces hemos viajado. He visto a los demás niños celebrar con sus padres sus cumpleaños o navidad, salen de paseo, en fin.. y lo entiendo: pues somos pobres!- le dije. 
Durante mi monólogo papá no apartó su vista de mí mientras daba mi argumento. Finalmente me contestó con una pregunta:
-¿Tú crees que eres pobre?-
Sólo asentí.

Jugueteó con mi cabello, y colocó el brazo sobre mi hombro a manera de abrazo y me condujo por las calles del centro histórico sin aparente prisa. Seguimos nuestra marcha sin ningún contratiempo y nada que nos perturbe.


Mientras caminábamos, descubrimos a unas personas apostadas sobre la acera. Era una familia conformada por la señora, el señor y 2 niños de aproximadamente 5 y 6 años. 
Al pasar junto a ellos, papá depositó unas monedas en la mano extendida de la señora y seguimos de frente.

Después de unos pasos, finalmente mi padre dijo:

-¿Viste a esas personas?-

-¡Sí!- Respondí
  

Cuestioné absorbido por la curiosidad.

-Pero, ¿Por qué les diste monedas?-

Papá contestó serenamente.

-¡Hijo, es una forma de ayudar pues esas personas no lo tienen; sus hijos están descalzos al igual que ellos, no tienen donde vivir pues se nota que no se han aseado y tampoco comen bien pues los niños se ven desnutridos. Les obsequié unas monedas pues con eso podrían adquirir algo de comida para hoy, y porque es triste ver a personas así; sobre todo a unos niños como ellos: sin probar un buen bocado, sin el vestido adecuado.. Descalzos. 

También es una forma de agradecerle a la vida que mis hijos: ¡ustedes! no padecen de una situación así; ustedes tienen siempre la mesa puesta con los alimentos disponibles en casa. Si, pagamos un alquiler pero a final de cuentas, tenemos donde vivir y también cuentan con ropa y calzado. Compartir un poco de lo que tenemos es agradecer la bendición de contar con lo suficiente para poder vivir!- Finalizó


-¡Ahora dime. ¿Eres pobre?!- preguntó finalmente.


Entonces con mi percepción sobre nuestra pobreza hecho pedazos, y con un enfoque distinto contesté:


-¡No papá. No somos pobres y todo gracias a ti!-

Y continuamos recorriendo las calles del centro histórico.


Muchas de las veces nos encontramos sumergidos en nuestra situación que en ocasiones, no es tan complicada sin embargo,  le prestamos toda la atención  y nos encerramos en una burbuja llena de conflictos y no somos capaces de ver más allá, sin darnos la oportunidad de ver que existen situaciones más complejas que las nuestras, que existen personas que aun y con toda la abundancia padecen de ciertas adversidades.  

Valoré todo lo que en ese momento tenía y comprendí y agradecí el arduo trabajo de mi padre.


Comprendí que hay muchas formas de ver la pobreza: desde cuando hace falta el cariño y al amor de los padres aunque nos brinde todo, hasta cuando no se tiene nada: incluso qué comer.

Yo veía la pobreza de manera errónea pero al ver a esas personas en la acera pidiendo una moneda, comprendí que era afortunado con todo lo que tenía disponible. Que mi pobreza radicaba en no darle el mérito y el valor a lo que mi padre hacía por nosotros y que aun con todo eso, se daba el espacio para compartir un poco de su esfuerzo con alguien más necesitado que nosotros.


Comprendí que no es grande el que tiene las mejores intenciones o el mejor sentimiento, sino el que ayuda aún y sin tener una gran fortuna.

Hasta aquí mi breve comentario de hoy.



Un humilde homenaje a mi padre.

A mi héroe.

Te quiero Pa.

Amigos. Gracias por leer mi blog.


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La recomendación de la semana (pulsa el titulo para leer)

Por qué no Respetan los lugares reservados

Hola amig@s Como siempre y (creo que lo he repetido infinidad de veces) pero me da mucho gusto saludarles y enviarles un muy fuerte abra...