Un angel me ofrecio flores



Hace unos días (un Sábado) mientras caminaba en unas de las calles de la Cd. de México después de realizar un trabajo que debía presentar el día lunes: me disponía a ir a casa; como siempre, cuando termino la jornada laboral o algún trabajo específico, suelo tomar una breve caminata para relajarme, eso hacía justamente esa ocasión: caminaba y contemplaba mi entorno mientras cavilaba y ocupaba la mente pensando en algunas cosas. Es algo que me gusta hacer y disfruto mucho; de igual forma, suelo fotografiar algo que me llame la atención pues me gusta coleccionar imágenes de diversos momentos. Así transcurría esa tarde. Todos los días nos encontramos con distintas personas en la calle y creo que son muy pocas las que de alguna forma atraen nuestra atención. Continuaba mi marcha cuando de pronto me encontré con una niña de aproximadamente 7 u 8 años de edad que al verme se me acercó y con su tierna voz me dijo:
-¿No compra flores?-


Yo me quedé estático. Traía en la mano depositados en una bolsa que te proporcionan en aquella cadena de papelerías, el trabajo que hace unos minutos había elaborado; eran impresiones a color, cotizaciones y diseños engargolados para presentar el proyecto a uno de mis clientes.

Enfoqué mi vista hacia ella: con una mirada dulce y angelical con un dejo de agotamiento y angustia dijo de nuevo:

-¡Cómprame rosas, son de a $10.00 el ramo!-

Mi conciencia me decía que debía hacer algo por esa dulce nena que a su corta edad ya se enfrentaba al duro trabajo: no sé si realizaba esa acción por iniciativa propia para subsistir o porque era obligada por sus padres; lo que sí es que la niña hacia lo posible por realizar bien su labor lo cual tiene un gran mérito.

La niña hacía un gran esfuerzo para sostener con sus pequeños brazos la cubeta repleta con ramos de rosas en diferentes colores envueltos en celofán.
Pensé que era momento de quitarle un poco de peso a los pequeños brazos de la niña.

Mientras me miraba firmemente sosteniendo la cubeta repetía una vez más.

-¡Ándale, cómprame!-

Hubiera realizado la compra sin tantos ofrecimientos de la dulce niña pues, sé lo que es padecer esa situación pues también enfrenté el trabajar a temprana edad, ese era el mejor aliciente para ayudar a la dulce niña, entonces, a modo de hacerle un poco mas ameno el trabajo le dije:

-¡Qué ramo te gusta más!-

Depositó la pesada cubeta en la banqueta y me señaló un ramo.
-¡Bien, dame ese!-

Muy atenta y un tanto emocionada me entregó mi ramo, mientras lo hacía, nuevamente le dije:

-¡Cual otro te gusta mas!-

Me señaló otro ramo.

-¡Está bien: dame ese también!- le dije. Emocionada me hizo entrega de mi otro ramo de rosas.

Con las manos ocupadas, como pude, introduje una mano a mi bolsillo para extraer el efectivo para pagar mis ramos. Por suerte un billete de $20.00 se hizo presente facilitándome las cosas, entregué el billete a la niña que sonriente depositó en una pequeña bolsita. Le agradecí, me agradeció y abrazó la cubeta con flores y poco a poco se alejó.

Yo también  continué mi marcha pensando en lo que me había sucedido hace unos minutos. Un ángel se acercó a ofrecerme flores. Una diminuta personita a una edad en la que debería estar jugando o pasándola bien sin preocupaciones: caminaba por la calle ofreciendo flores para ganarse la vida. 


Eso realmente me había inspirado. 

Muchos de nosotros aún sentimos ese temor o ese nerviosismo al llevar a cabo nuestro trabajo: sentimos nerviosismo y algunas veces temor: la niña me dio la lección pues nunca pensé que se acercara a ofrecerme flores y lo hizo. Quizás no pensó que pudiera comprar, pero logró convencerme, fue tal su poder de convencimiento que le compré 2 ramos y la lección fue, que si hacemos las cosas con buena actitud, convencidos de lograrlo y sin titubear, lograríamos un poco más de lo que tenemos como expectativa.
Eso sin mencionar que en casa me esperaba alguien que le encanta las flores: sin querer hice 2 buenas acciones esa tarde.

Seguiré comprando flores, y si es a ese ángel mucho mejor, pues su trabajo me ha regalado eso que siempre debemos tener: Inspiración.

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1 comentario:

  1. Que bonito, yo también suelo comprar ores a los niños, ya que a su corta edad están vendiendo, en lugar de jugar. Pero uno nunca sabe que hay detrás de sus vidas, ni el motivo. Saludos. 😘🐺

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