El momento que cambia tu vida


Qué tal amigas / amigos.

Me da un gusto enorme saludarles en donde se encuentren leyendo este sencillo blog.

Bien amigos:

En estos días he reflexionado sobre diversas cosas.
Sobre diversas situaciones y sobre el resultado de algún evento, de cómo algo te deja marcado; de cómo algo te puede afectar anímicamente tanto para bien como puede dejarnos secuelas. No es para menos pues por lo regular, siempre esperamos cosas positivas y estamos predispuestos al resultado que normalmente provocan nuestra alegría, con todo esto, nuestra mente se distrae y estamos enfocados a conseguir más de aquello que nos mantenga felices para sentirnos seguros lo que tampoco está mal: sin embargo, cuando sucede todo lo contrario tendemos a deprimirnos y muchas de las veces nos estancamos en ello y convertimos todo eso en un círculo vicioso, literalmente caemos en un laberinto. Muy pocas personas tienen el valor de superar y sobreponerse a eventos hostiles y dramáticos y al hacer esto: creo yo, salen fortalecidos en mente, alma y espíritu. 

A veces es necesario enfrentar momentos difíciles y severamente complicados  para entender y apreciar todo lo que tenemos y lo que hay a nuestro alrededor: como dije antes, pocos somos los que encontramos ese algo que cambia la forma en que vemos la vida o nuestro entorno. 

En estos últimos días (para quienes leen este blog en otros países) En mi país: México, se suscitaron una serie de terremotos que devastaron Oaxaca, Chiapas y La Ciudad de México, en éste último; irónicamente justo el día de la conmemoración del terremoto del 19-Sep-1985, 32 años después. 

Tras el fuerte movimiento de 7.1 grados en la escala de Richter, desde el primer momento, la gente se volcó a ayudar en los edificios siniestrados: la reacción fue inmediata, para cuando pude ver las imágenes en televisión en cuanto se restableció la energía eléctrica y la señal de internet, me sorprendió ver a centenares de voluntarios removiendo escombros y hurgando en busca de personas atrapadas. Al mismo tiempo, había personas organizando puntos de acopio para captar víveres y ayudar a quienes ese día habían perdido sus viviendas y sus pertenencias en general: en muy poco tiempo en estos sitios ya había gran cantidad de todo tipo de comestible e incluso productos básicos para curaciones o primeros auxilios.
Todos contribuían con lo que podían para ayudar pues no sólo lo hacían para los afectado se la Ciudad de México, también lo hacían para los afectados en Oaxaca y Chiapas.
Sin duda esta catástrofe había activado de alguna forma los sentidos, los sentimientos, la mentalidad y el ímpetu de la gente que sin importar a quienes ayudaban; echaban mano de lo que tenían disponible y donaban, removían escombros; preparaban alimentos para quienes laboraban en los lugares siniestrados, dirigían el tráfico y levantaban la mano con el puño cerrado pidiendo silencio para poder escuchar al extraño que pudiera estar debajo de trozos de concreto.     
Todo mundo aportó lo que pudo:

-Los doctores improvisaron hospitales.

-Los albañiles aportaron su fuerza y conocimientos para remover lo que alguna vez fue un hogar feliz.

-También llegaron herramientas nuevas para apoyar a esas manos gracias a otras almas caritativas.

-Llegaron los cubre-bocas para protegerlos del polvo

-Las botellas de agua que no paraban de llegar.

-Las manos que se unieron en cadena: lo mismo para retirar los trozos de una casa en botes, al igual que para seleccionar los víveres.

Esos días, México vio trabajar a sus hijos codo con codo, sin distinción alguna.

Todos éramos hermanos, a todos nos dolía y todos llorábamos por la misma causa. Al mismo tiempo, dábamos lo mejor por levantar a nuestra ciudad.
También tratábamos de mitigar el temor que incluso nos invadía en lo mas profundo de nuestros sueños.

El día 19/Sep/17 todo se modificó. Nunca imaginé vivir algo así, sentir cómo la tierra mostraba su poderío destructivo: sólo una pequeña parte de su fuerza pero fue suficiente para evidenciar la fragilidad del ser humano y vulnerando los avances en la infraestructura y la construcción. El antes Distrito Federal ahora Ciudad de México #CDMX ya no es igual lo mismo que Oaxaca y Chiapas.  Miles de personas perdieron un hogar, un lugar de trabajo y hasta un familiar. Todo esto vino a modificar muchas cosas: desde la tranquilidad mental hasta la forma de ver a las personas.

Tal vez por la tecnología actual, cada uno de los casos se difundieron casi en tiempo real y fue así que vimos y conocimos el terror cuando la madre naturaleza  se manifiesta. Vimos grandes edificaciones moverse como si fuesen de cartón, algunos de ellos por supuesto colapsando. Personas corriendo tambaleantes, algunos incluso cayendo víctimas del violento movimiento.
Fue triste ver y escuchar el llanto de todas esas personas llenas de pánico.

Me impactó la forma en que todas las personas reaccionaron ante la tragedia, fue algo en verdad memorable.
Antes del 19S estas cosas sólo las había visto por televisión: Pero ese Martes 19 de Septiembre de 2017 mi percepción ante una situación así cambió por completo. Es obvio que el temor quedó sembrado en mis entrañas y creo yo que en gran parte de los que vivimos y padecimos este terremoto, sin  embargo también nos mostró ese rostro que parecía olvidado y perdido y eso reafirmó mi fe y mi amor por mi país: por mi gente, por mis hermanos.

El ver a cientos de ellos volcados en las calles con un sólo propósito: el de ayudar al herido, al caído. Ver a doctores que habían dejado sus lugares de trabajo atendiendo a los heridos en la calle.

Bicicletas y motocicletas corriendo de un lado a otro llevando a personal médico en los lugares siniestrados: Mujeres, hombres y niños donando lo que estaba en sus manos por aliviar el hambre y la sed de quienes esos días 19 y el 7 de Septiembre habían perdido todo.

Me mostró el lado humano de nuestras fuerzas armadas, de los rescatistas que trabajaron codo con codo con los binomios que también lucharon para mantener el equilibrio sobre los edificios colapsados, esos días Hombre y Perro eran uno solo apoyando a los ciudadanos con un sólo propósito: -¡salvar vidas!-.

Mostró también el coraje, el ímpetu y el valor de ese ser sublime: la MUJER, sí; esa mujer que sin dudarlo, tomó entre sus dulces y delicadas manos, un trozo de lo que alguna vez fue un hogar y que ahora aprisionaba con sus escombros a sus habitantes: removió escombros, formó parte de la cadena humana para hacer correr los botes llenos de cascajo.

Se involucraron en todo:  prepararon alimentos para los que trabajaban arduamente en los edificios siniestrados: era enternecedor verlas ofreciendo alimentos a esos desconocidos que trabajaban en los distintos puntos de la ciudad.
-Eran madres, eran solteras, amas de casa o profesionistas pero ahí estaban: -¡Benditas MUJERES!-.

Sin duda, la tragedia nos mostró ese rostro, ese lado humano donde no había distinción, no importaba a quién se ayudaba, el único objetivo era ayudar y salvar vidas.

Pienso en los días anteriores y posteriores a los terremotos.

Nos conmovió la desgracia de las personas y eso nos motivó a ayudar y de alguna forma: mostrar respeto a todos aquellos que trabajaron junto a nosotros. Incluso, muchas personas levantaron la voz contra aquellos que ocultos de tras de sus escritorios sólo daban cifras y cuya participación en el siniestro fue nula.

Las redes sociales también jugaron un papel importante al mostrar la noticia y también para que el pueblo levantara la voz contra esos funcionarios  públicos y políticos que no movían el dedo mientras el pueblo aún con sus pocos recursos: hacia donaciones y acudía a prestar ayuda en los diferentes sitios.

La desgracia sacó lo mejor de nosotros, nos unió, nos hizo mejores seres humanos creo yo y eso es algo que a partir de hoy no deberíamos de olvidar.
Que a partir de hoy al ver a ese soldado en la calle, a ese joven en el camión; a esa hermosa mujer: le mostremos respeto, pues ahora estoy convencido que ellos, darían todo su esfuerzo para ayudar llegado el momento, que lastimarían y ensuciarían sus manos para salvar una vida. 

Qué decir de esos enigmáticos animales: Los perros que también hicieron una gran labor: realmente espero y deseo que a partir de esto, se les respete y que antes de hacerle daño a estos ángeles de 4 patas mediten y piensen que incluso ellos, podrían salvarles la vida en determinado momento.

Hoy aprovecho este blog para agradecerles a todos y cada uno de mis hermanos. Gracias

Gracias:
-Señorita.
-Señora.
-Señor.
-Maestro Albañil
-Joven Tatuado
-Doctora - Doctor
-Soldado
-Bicicletero
-Motociclista
-A esos dulces Perros: gracias.

A todos: un millón de GRACIAS.

Dios les bendiga.

Dios Bendiga a México.



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2 comentarios:

  1. Me encantó cómo relatas, lo del sismo, efectivamente todos nos ayudamos ante estos siniestros, desde el 85 nos dimos cuenta de cómo podemos ayudar y no importa la clase social, somos uno y nos ayudamos. Gracias por estos relatos. Un abrazo Lobo😘🤜🐺🤛

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