El verano en sus días finales,
inevitablemente se dirigía a la salida mientras el otoño se preparaba para acudir
puntualmente al equinoccio.
Las hojas de los arboles poco
a poco caían decorando de ocre los jardines de la ciudad.
Las lluvias con su fortaleza, esporádicamente
acudían a brindar sus gotas proporcionándoles vida. Las hierbas y flores de la
época, aparecían para decorar la temporada.
La vida al igual que las
estaciones del año, seguía su curso imparable.
La vida.
Si… la vida. Aquello que se
nos otorga y por lo que existimos en el periodo marcado por la naturaleza, y
con lo que transitamos en este mundo, transcurre como las manecillas del reloj.
Septiembre, noveno mes: paradójicamente,
el tiempo en que un pequeño ser humano se desarrolla en el bendito vientre de
su madre, y a sólo tres de finalizar el año.
Tres veranos han transcurrido.
Tres largas noches de luna de
septiembre.
Tres largos días de sol próximos
al otoño triste y melancólico.
Tres, y aun parece que fue
ayer, pues nosotros tus hijos no dejamos de extrañarte.
Nosotros tus familiares aun te
recorramos.
Nosotras tus plantas te
saludamos cada mañana mirando fijamente al cielo.
Yo, tu hogar: el hogar que te
cobijó por un largo tiempo, aún conservo tus pasos que iban de un lado a otro y
los que cruzaban el patio.
Yo, tu esposo, aun te sueño
por las noches; y te veo bella como cuando te conocí, y te hablo con el corazón
diciéndote las palabras que guardé desde que te fuiste de mi lado.
Nosotros que fuimos acogidos
por su bendita compasión, aquí estamos, recordándola con todo el respeto y
cariño que cabe en nuestras almas tristes. Siempre con una oración por su
bendita bondad y con la súplica latente hacia el eterno porque la colme de
bendiciones y la lleve siempre a su lado, desde donde nos observe y cuide de
nosotros.
Tres noches, tres lunas, tres años
han trascurrido ya desde que volaste al paraíso, y aun te recordamos con mucho cariño
ángel nuestro.
Al eterno suplicamos siempre
por tu descanso y tu paz.
Y en cada mañana el nuevo sol
o en cada noche en las estrellas tu mirada se refleje y así, llene de felicidad
nuestros corazones.
Te quiero Esposa.
Te queremos Madre.
Te queremos Abuela.
La queremos y extrañamos bendita
señora.
Que el eterno la tenga en su
santa gloria querida señora Berta
—Más que un blog, es un homenaje a una Noble persona, a mi querida Señora Berta—
Gracias por leer este blog.
Como siempre, recibe un fuerte abrazo.
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Que hermoso relato y que bello homenaje. La vida sigue y siempre están en nuestros corazones y cuidan de nosotros en donde estén. Un abrazo Lobo y que Dios padre te llene de bendiciones. 😘😉🐺
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