Mi Ángel de 4 Patas y Colita

Mi Angel de 4 Patas y Colita


Hace ya algunos años llegó a casa este hermoso ángel.




Días atrás había partido al cielo de los perros Katarzis, una cruza  de French con Maltés quien feneció por lo avanzado de su edad.

Pasados los días la casa se sentía vacía al igual que nuestros corazones; no soportamos esa ausencia, pero intentábamos mantenernos con el ánimo en alto.

Un día, era temporada vacacional; aprovechando esos días de asueto, dábamos un paseo en las calles de la Ciudad de México, de pronto llegamos a un lugar que al parecer era una veterinaria, el lugar contaba con jaulas colocadas sobre la banqueta en los cuales tenían cachorros en venta. Por curiosidad nos acercamos y descubrimos cuatro hermosos cachorros, en eso se aproximó a nosotros el encargado del lugar indicándonos el precio de los pequeños perros: preguntamos la raza y el tipo respondió: 

¡Son de la raza Beagle!

Mientras contemplábamos a los hermosos animalitos, uno de ellos jugueteó conmigo, era una hermosa perrita que captó mi atención de inmediato. Fue amor a primera vista.
El problema era que en esos días haríamos un viaje y tampoco estábamos seguros de adquirir otro perro por lo que agradecimos la atención y nos retiramos.

Nos fuimos de viaje por unos días. 

Durante ese lapso, mi esposa y yo analizamos la situación; teníamos el deseo de tener un ángel en casa, no por suplir a Katarzis sino para llenar ese vacío en nuestros corazones. 

Postergamos esa idea dejando abierta la posibilidad bajo la consigna de que si a nuestro regreso ella seguía allí, entonces era nuestra.

Volvimos de nuestro viaje con la idea más clara. Habíamos tomado la decisión.

Sin muchas esperanzas, unos días después fuimos en su búsqueda.

Llegamos al lugar y la misma escena: la jaula en la banqueta. Nos aproximamos.
Aunque eran casi del mismo color aun así había algo que la hacía diferente de los demás cachorros.

La busqué con la mirada sin poder encontrarla en esa pequeña jaula de alambre.

Yo me decía: -¡Ni modo, se la llevaron!- 

Le di una vuelta a la jaula y ahí estaba, recostada panza pa arriba con sus patitas apuntando hacia  el cielo y sus hermosas orejas  colgando hacia atrás. Introduje mi mano a la jaula acariciando su frente, en eso; despertó y tal pareciera que hubiera un vínculo entre nosotros pues de inmediato, comenzó a juguetear mordisqueando mi mano.
El encargado se aproximó y cerramos el trato y nos entregó a mi preciosa perrita.



Había tenido perros antes pero en otras condiciones, en esta ocasión se trataba de un nuevo elemento que al igual que Katarsis, viviría en casa. 



Al principio fue complicado pues al ser un bebé, se hacía en todos lados una y otra vez lo cual por un momento me llegó a estresar. Esa noche también le sufrimos pues: imagino se sentía sola por lo que parte de la noche chillaba; tuve que levantarme en varias ocasiones para sentarme junto a su cama y rascarle la barriga, sólo así se dormía.

La casa nuevamente tenía luz, alegría aún y con el ajetreo que implicaba el entrenar a la pequeña cachorrita.

Durante esos días reflexioné y pensé en las personas que lanzan a la calle a sus mascotas por evitarse toda la ardua tarea de entrenarlos.
Nuestro amor por ese ángel era tan grande que continuamos con la tarea y así, nuestro nuevo perro iba  aprendiendo junto con nosotros.



Teníamos una nueva misión y también la tarea de ponerle un nombre.
Necesitábamos algo que reflejara su simpática figura, algo que incluso se pronunciara en diminutivo, contemplamos varias opciones por lo que optamos por llamarla:


 -Muñeca- 

Y de cariño le decimos:


 -Muñe-


Aunque después de tiempo surgieron nuevos como:


 -Mona- 
o
 -Monada-

(Bueno, esas ya son locuras mías)

En fin, mi hermosa perra trajo de nuevo la felicidad a casa y a nuestros corazones. 






Claro que dentro de todo, sufrimos  en varias ocasiones los altibajos, el dolor de sentir que la perdíamos por alguna complicación en su salud.
Siempre hemos tenido en nuestros ideales que nuestros perros no son nuestras mascotas: son parte de nuestra familia: ¡un elemento más de la familia!, bajo ese fundamento trabajamos arduamente para que no le falte nada pues todo ese amor que nos brinda, no se paga con nada. 
Puede que no sepan hablar pero no lo necesitan, pues basta con una dulce mirada para saber y conocer la dulzura y la pureza de su alma.



Tener una mascota en casa, implica muchas cosas: desde el gasto monetario, hasta la paciencia. 

Amo a mis perros. 

Amamos a nuestros perros y nuestra Gata.

¿Por qué? 

Porque de algo estamos seguros. Ellos también nos aman.

Si tienes la suerte de tener uno en casa, entiendes de lo que hablo.
Así que por favor. Ámalo, cuida de él, porque lejos de hacerle un favor: por el contrario, te estás haciendo un favor en la vida al cuidar de un ángel.



Todo ese amor y ese cariño nos costó $400.00 y en Abril cumple 13 años de su llegada a casa.
Un costo muy por debajo de lo que vale todo ese amor, de ese cariño y felicidad empacado en ese pequeño ángel de cuatro patitas y colita.

Agradezco a la vida por darnos a un perro, a nuestro ángel: 

A nuestra
 Hermosa Muñeca.

 


(Fin)

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1 comentario:

  1. Son lo mejor que nos puede pasar, yo tuve 3 Beagles, dos hembras y un macho, por salud se nos fueron los abuelos de la tercera beagle, la nieta ya se fue por edad y salud, pero llegaron otrosntres a nuestras vidas y los amo, Son los mejores angelitos de cuatro patas😘🐺

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